Había una vez una princesa que vivía encerrada en una torre, triste y sola, esperando ser rescatada por su príncipe, al que amaba profundamente. Éste, por su parte, también la amaba; sin embargo, no tenía tiempo de salvarla, pues sus ocupados días se le iban en grandes bailes organizados por príncipes y princesas de otros reinos, salidas a las cantinas con campesinos conocidos y paseos con las hermosas doncellas del lugar. A pesar de ello, la princesa lo esperó por mucho tiempo, pues realmente deseaba poder comenzar a escribir junto a él un hermoso cuento de hadas, pero las estaciones del año pasaban y el príncipe no llegaba...

Un buen día, la princesa se cansó de esperar. Tomó sus cosas, pluma y tintero, y se marchó a algún desconocido y lejano lugar en el cual poder escribir su propio cuento. Tiempo después, cansado de tanta banalidad y extrañando a su pequeña princesa, el príncipe decidió al fin subir a la torre en busca de ella. Al entrar al castillo, encontró en él a un dragón domesticado, una bruja vencida y una habitación vacía, con una nota que decía:

"Te amo, es verdad, pero me cansé de esperarte, así que luché, me rescaté yo sola y me he marchado para no volver.

P.D. Tomé tu caballo como una pequeña compensación por el tiempo perdido a causa tuya. No olvides alimentar al dragón. ¡Besos!."

El principé se quedó helado. Había perdido al amor de su vida...


FIN


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Escrito hace tiempo por mí :)

Descubrimiento del día: Banalidad se escribe con "b" o.Ô ... ¡He vivido engañada toda una vida! xD